Autor: Dr.
Víctor Manuel Peña
No acabo de
salir del “asombro y de la expectación” al leer en los periódicos del país las
prioridades de la política exterior del Estado y del gobierno dominicano en
estos momentos, siempre de acuerdo a la visión de la Cancillería.
A propósito, el
único periódico de los del país que sacó esa noticia en primera plana fue el
periódico Hoy. Y todo el mundo sabe por qué eso ha ocurrido así.
Decir que el
“tema haitiano y los derechos humanos” son la prioridad de la Cancillería es
estar desenfocado y descontextualizado, por no decir totalmente perdido dando
volteretas en el espacio sideral.
Ya el tema
haitiano, correctamente tratado y enfocado o no, está siendo tratado por las
instituciones del Estado dominicano que sí tienen que ver con eso: el
Ministerio de Interior y Policía, la Dirección General de Migración, la Junta
Central Electoral, etc. Ya el momento estelar en que la Cancillería dominicana
tenía que lucírsela o estar aceitada con una estrategia felina para enfrentar y
demoler la artillería de la diplomacia haitiana en el mundo hace tiempo que
pasó con ninguna gloria, pero sí con mucha pena para nuestro país.
Lo que sí debió
haber dicho la Cancillería dominicana es que son prioridad A-1 o 1-A las
relaciones políticas, diplomáticas y comerciales con Estados Unidos y con Haití
o viceversa, pero no decir que son prioridades el tema haitiano o el tema
estadounidense, porque sencillamente son dos conceptos diferentes. Por lo menos
esto es así, y será así, hasta tanto perduren las estructuras de las relaciones
que nos conectan con el mundo.
Pero de todas
maneras ese es un problema de esencia en el contexto de las relaciones
internacionales, no un problema episódico o transitorio como es el tema
haitiano si con ello la Cancillería ha querido referirse al plan de regularización
y naturalización de haitianos ilegales en la República Dominicana, como al
efecto lo ha hecho.
La que sí es una
prioridad en el contexto de esas relaciones internacionales estructurales es la
modernización y eficientización del servicio exterior dominicano para ponerlo a
la altura y al servicio de las necesidades de expansión de la economía
dominicana, buscando o abriendo nuevos mercados de exportación y detectando
flujos de inversiones extranjeras para canalizarlos hacia la República Dominicana.
Es decir debe
ser una prioridad de la Cancillería dominicana la innovación del servicio
exterior dominicano para aprovechar las enormes potencialidades y riquezas que
están latentes en el mundo exterior y que debemos internalizar con miras a
profundizar y ampliar nuestras capacidades de generación de riquezas, de
crecimiento, de desarrollo, de progreso y de bienestar como nación y como
pueblo.
Así, es decir,
con ese proceso de reingeniería o de innovación total y permanente de nuestro
servicio exterior quedaría en el pasado, que es lamentablemente presente
todavía, de que nuestros embajadores y cónsules, la mayoría de ellos, estén muy
subutilizados, tiempo que aprovechan para la dolce vita, los placeres y los
negocios particulares.
El otro tema es
el de los derechos humanos. Nunca como ahora había estado en mejor posición la
situación de los derechos humanos en sentido general.
Las
instituciones del Estado dominicano que en el plano interno tienen que ver con
los derechos humanos han mejorado, aunque todavía se observan reminiscencias
del pasado en algunas instituciones como la Policía Nacional, debilidades en la
persecución del crimen por parte de la Procuraduría General de la República y
en la misma judicatura nacional hay problemas para hacer prevalecer los
derechos humanos por problemas de corruptela y por problemas de conciencia y de
formación moral.
Pero están las
posibilidades reales y las perspectivas para un mejoramiento de la situación de
los derechos humanos, sobre todo a partir de la creación y puesta en
funcionamiento del Tribunal Constitucional, que tiene en su sagrada misión
velar y garantizar la protección de los derechos fundamentales.
Bien, no es la
Cancillería la que tiene que velar por la protección de los derechos humanos y
de los derechos fundamentales. Lo que sí tiene que hacer es tomar nota de lo
que está pasando con los derechos humanos en el país y proyectar una imagen
positiva en el exterior con relación a esto. Pero para recabar esas
informaciones tiene que estar en contacto con las instituciones del Estado
dominicano que sí tienen que ver con los derechos humanos.
Pero si la
Cancillería está relacionando el tema de los derechos humanos con el tema
haitiano también está dando notación de que sigue totalmente perdida en el
espacio sideral.
En el país no
hay, en sentido general, violaciones a los derechos humanos de los inmigrantes,
salvo aquellas violaciones de que también son víctimas los dominicanos, sobre
todo los dominicanos de a pie como los haitianos.
Necesitamos una
política exterior cuyas prioridades sean las prioridades y necesidades del país
de conformidad con el interés nacional y el desarrollo nacional.
Otro asunto
impreciso y ambiguo, impropio del lenguaje diplomático de un país pequeño como
la República Dominicana, es la posición de la Cancillería en el sentido de que
va a priorizar la atención a las misiones permanentes de los países “aliados”
que están radicados en el país. O sea que un país que no es una potencia como
República Dominicana se da el “lujo” de tener “aliados” y “no aliados” en el
mundo.
Solo las
potencias o las grandes potencias pueden darse el lujo de tener aliados y no
aliados en el mundo, ora en tiempos de guerra militar, ora en tiempos de paz.
Verbigracia: Estados Unidos y los países de la Unión Europea, los cuales son
aliados de Estados Unidos, prácticamente aliados permanentes de Estados Unidos
desde la Segunda Guerra Mundial. Ahora, en esa relación de aliados los países
más débiles están subordinados a los más fuertes: los países de la Unión
Europa, aliados de Estados Unidos, están subordinados a la gran potencia global
del Norte.
Yo quisiera
saber, ¿cuáles países, en esa relación asimétrica entre “aliados” y “no
aliados”, están subordinados a la República Dominicana?, o, por el contrario,
¿es la República Dominicana la que está permanentemente subordinada a ellos,
incluyendo a Haití? ¡La respuesta es obvia!
La República
Dominicana tiene relaciones diplomáticas con Estados y Rusia, pero ocurre que
en estos precisos momentos hay en enfrentamiento, una confrontación o una
beligerancia muy fuerte entre Estados Unidos y Rusia. ¿Cuál es el “aliado” y
cuál es el “no aliado” en esa confrontación abierta entre esas dos grandes
naciones, que son al mismo tiempo grandes potencias”? Y yo respondo no debe ser
ninguno de los dos, porque con los dos tenemos relaciones políticas,
diplomáticas y comerciales. Otro ejemplo: Estados Unidos y la República
Bolivariana de Venezuela tienen una confrontación abierta desde que Hugo Chávez
llegó al poder. Yo quisiera saber, ¿cuál es el “aliado” y cuál el “no aliado”
en esa confrontación entre Estados Unidos y Venezuela? Y yo respondo no debe
ser ninguno de los dos, porque con los dos tenemos relaciones políticas,
diplomáticas y comerciales.
Otro ejemplo:
China Continental y la República de Taiwán están fieramente enfrentados desde
que después de la Segunda Guerra Mundial los nacionalistas se refugiaron en ese
municipio de China Continental que es Taiwán. Yo quisiera saber, ¿cuál es el
“aliado” y el “no aliado” de República Dominicana en esa eterna confrontación
entre esas dos naciones? Y yo respondo ninguno de los dos, porque con una
tenemos relaciones diplomáticas y con la otra no todavía, pero debemos
acogernos al principio de neutralidad. Lo mismo ocurre en el caso del
sempiterno conflicto entre Israel y Palestina.
La República
Dominicana está obligada a tener por la fuerza de la historia y de la política
relaciones con los demás países del mundo, incluyendo no solo los países con
los que tiene relaciones formales sino aquellos con los que tiene relaciones
informales y con los que no tiene relaciones de ningún tipo, basadas en los
principios de igualdad, de equidad y de neutralidad.
Esto es así y
tiene que ser así si queremos avanzar en nuestras relaciones con el resto del
mundo y poner las mismas al servicio del desarrollo del país.
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